
Pequeñas historias para niños en La Malhablada
Y por fin fuimos a La Malhablada con los peques. Qué gusto de mañanita de domingo, aunque un poco fresquita, eso sí. Y además ese finde, era el último para disfrutar de algunas funciones que queríamos ver, porque en julio hay nueva programación. ¡Teníamos que ir! Y fuimos. Además, llegamos pronto, así que estuvimos muy cómodos. Íbamos provistos de la silla de Elsa y de la mochila Emeibaby. Y aunque el papi chulito subió la silla plegada hasta la cafetería, luego nos dijeron que había sitio para dejar los carros abajo. Los podéis dejar atados con una cadena para que queden más seguros. Porque luego, hay que subir hasta el tercera planta, donde está la cafetería.
Mientras íbamos subiendo nos encontramos con Gelen Serrano que estaba preparada para recibir a los espectadores de su Viaje alrededor. Nosotros la conocimos de danzar en familia. ¿Os acordáis? Es una actividad para bailar, moverse, crear, jugar, divertirse… Es muy chula. Ahora en verano están de descanso, en cuanto vuelvan os contamos. También vimos a Pilar Borrego de Katua&Galea. Y peldaño a peldaño llegamos al último piso. A la cafetería, a la terracita… ¡qué gusto de mañana! A los peques todo les llamaba la atención. Todo lo querían mirar, y sobre todo, tocar.
Pero justo, vimos la programación, y… ¡anda! empezaba un pase de La máscara del león que teníamos muchas ganas de ver. Nos esperaba María Riera. Así que sacamos nuestras entradas y nos fuimos a buscar qué se encontraba detrás de esa máscara. Nuestra sala era pequeñita. Unos taburetes blancos y negros nos esperaban, a nosotros, y a dos niñas más, que también querían ver la máscara. Y los taburetes sí dieron juego, sobre todo a Oliver. Unos blancos. Otros negros. Con agujeritos. Así que los cogía, los dejaba, se volvía a sentar… Pero pudimos seguir el hilo de esta historia que tenía a la familia, la amistad y el perdón, como temas de interés y unos animales salvajes, salvajes, de esos que viven en la selva. Por allí había jirafas, leones, cebras… ¡y eran de cartón! Unas marionetas de cartón muy especiales que iban apareciendo de las manos de María. Sujetas a un gran palillo se iban paseando por el escenario, cuando se cansaban, se quedaban pinchaditos en el cartón. Salían las nubes, se hacía de día, y un sol grande y gordo presidía este pequeño gran teatro de marionetas de cartón. ¡Ah! y la máscara, la gran máscara del león, con esos colores tan intensos…
Elsa, atenta, seguía los movimientos de las pequeñas figuras. Durante unos minutos, jugó con mi sombrero, lo chupó y siguió la historia. Pero después, ya se quería bajar, también empezó a hacer algún ruidillo… así que salimos al pasillo, para que La máscara del león siguiera su curso. El papá se quedó con Ángel y Oliver escuchando atentamente el final de la historia. Nosotras mientras tanto, conocimos a los romanos de la función de Roma, que buscaban a Brutus… no, no a Celus… ¿Celus? Sí, eso, que necesitaban celo. Y como son romanos, pues lo llaman así, celus. ¡Qué divertido! Elsa lo miraba sorprendida, y es que era un romano de verdad…
Y volvimos a subir a la cafetería. ¡Nos apetecía un cafelito! Mmmm ¡qué rico! Y mientras, nos decidimos a ver otro pase, esta vez Estaciones. Por allí había niños, niñas, con papás y mamás. Preguntaban de qué iba cada obra, no sabían por cuál decidirse. Y además también ese domingo había un taller muy especial, Libros extraordinarios para niños extraordinarios, con Paz Tamborrini, una ilustradora argentina muy conocida. Era una actividad para niños a partir de 7 años, así que Ángel tendrá que esperar a que Paz vuelva a pasarse por La Malhablada el año que viene. Seguro que les quedaron unos libros muy chulos y extraordinarios. Y nos tomamos el cafelito, los niños comieron alguna chuche, y… ring ring ring, sonó el timbre de nuevo, y la luz de nuestra sala se encendió. ¡Vamos, vamos! Pilar Borrego de Katua&Galea Teatro nos esperaba. ¿Y sabéis qué? Que sólo estábamos nosotros. Y un paraguas empezó a girar, con una estrella en la punta. Y sólo giraba con un dulce soplido. Una a una las estaciones fueron apareciendo, y salió Lorenzo, y también Catalina… «Luna lunera cascabelera» y como Oliver se la sabe, pues la cantó, de principio a fin.
Luna, lunera, cascabelera, cinco pollitos y una ternera.
Caracol caracol a la una sale el sol,
sale Pinocho tocando el tambor con una cuchara y un tenedor
Y nevó, del cielo cayeron trocitos de papel. ¡Ah! y un gran botón, y un ratón que encontró Martín… pues estaban allí, y los vimos. ¡Nos encantó! La disfrutamos mucho. Una delicia para los más pequeños, como Elsa, que entre estación y estación iba dando chupitos a la teta. ¡Tan ricamente!
Me encanta pasear por el centro de Salamanca en familia. Y acabar en la calle Meléndez, 27. Un domingo muy especial. Y es que yo aviso… esto de La Malhablada engancha. Tanto para los adultos como las actividades infantiles. Que por cierto, además de haber microteatro también hay talleres. Me contó una chica malhablada que el de la ciencia ha sido muy divertido, y que están preparando uno de historia, que va a estar genial. Así que eso, que me repito, pero que nos encantan sus propuestas, el sitio es genial… y ¿qué os voy a decir de la terraza? Bueno, el domingo no la disfrutamos, pero el otro día que fuimos el papi y yo solos sí, ¡y qué a gustito se está! Por cierto, que estrenan programación en julio. En la próxima #agendaHQC os contamos.
Y nuestro domingo siguió, y hasta el Parque de La Alamedilla nos fuimos. Ángel quería cambiar cromos del Mundial, que tenía muchos repes. ¡Ah! y Oliver disfrutó de una de las motos del tiovivo que hay en el parque. Y Elsa se echó un sueñecito en la mochila. Lo dicho #quegustodedomingosenfamilia ¡A disfrutar de todos los momentos chulos-chulos!
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