
Los escribidores de cartas
Estoy muy contenta de poder compartir contigo esta reseña. La razón de mi alegría tiene que ver con varios motivos. Primero porque se trata de la obra ganadora del Premio Barco de Vapor de SM de este año. Ya sabes a qué título me refiero ¿verdad? Sí… Los escribidores de cartas.
La otra razón es porque leyendo este libro me han dado unas ganas tremendas de volver a escribir cartas. De eso va esta historia, de personas que escriben cartas. ¿Tú escribes cartas? ¿Las escribías antes?
Un cartero, tres amigos, un alcalde…
Esta historia transcurre en Noaberri un pequeño pueblo, con muchos árboles y un río que lo cruza. Federico es su cartero y todo comienza cuando recibe un aviso por parte del alcalde, Don Isidoro. Ya casi no se escriben cartas. El trabajo de cartero de Federico está en peligro. ¿Para qué queremos un cartero si no se reciben cartas?, se queja el alcalde.
Es entonces cuando Iria, nieta de Federico, toma las riendas de la situación y empieza a tramar un plan para que las cartas lleguen al pueblo y así su abuelo mantenga su empleo.
Iria pide ayuda a sus amigos, Aitor y Jordi. A partir de aquí el plan va cogiendo forma, mucha forma, hasta que se les va de las manos, tanto que… ¿Llegarán cartas al pueblo? ¿Muchas o pocas? ¿Servirá el plan para que Federico no se quede sin trabajo?
El que escribe cartas es… un escribidor
Escribidor es la persona que escribe mucho, aunque también se refiere al mal escritor. Y aunque parece que es una palabra mal escrita, lo cierto es que el término ‘escribidor’ existe. Esta historia va de escribir cartas, de comunicarse, de contarse cosas, de coger papel y boli y ponerse a contar cosas.
Escribir cartas requiere tiempo y paciencia, algo que hoy día, con este ritmo frenético, parece que nos falta. Tiempo para ponerse delante del papel, contar y escribir de puño y letra a otra persona. Y paciencia para esperar respuesta. Porque ahora prima la inmediatez. Envías un whatsapp y al poco obtienes respuesta. Con las cartas el tiempo se dilata: escribes, envías y esperas a que te contesten. Pero nada tan emocionante como abrir tu buzón y recibir cartas en las que aparece tu nombre y dirección escrito a mano. ¡Qué recuerdos!
Volvamos a escribir cartas. Volvamos a tener paciencia y a disfrutar del arte de escribir cartas. Hubo una época en la que escribía muchas cartas, sobre todo en verano. Esos meses me escribía con compañeras que no veía en vacaciones. Y justo después, a la vuelta del cole, me empezaba a cartear con amigos del verano que se volvían a sus casas después de haber disfrutado las vacaciones en el pueblo.
Pidamos la dirección de esos amigos y amigas, compremos sobres y sellos y… a escribir. A los niños les encantará. Además, es buen momento para dar rienda suelta a la creatividad… ¿tú no decorabas los sobres? ¿y el interior? Recuperemos el gusto por escribir cartas, por decorarlas, por esperar respuesta.
Nos ha gustado por..
– Los escribidores de cartas te atrapará, como lo ha hecho con Ángel y conmigo. Una historia que combina la amistad, con las relaciones familiares, el trabajo en equipo, la constancia, el misterio, las apariencias, en un tono ágil, claro y a veces, divertido.
– Escribir es bueno para el alma. Escribir es como ir a terapia. Escribir nos libera. Quizá nos cueste expresar emociones verbalmente, pero prueba a hacerlo escribiendo. ¡Es otra historia!
– Una historia en la que conviven diferentes maneras de comunicarnos más nuevas como el whatsapp o youtube, con otras formas más tradicionales como escribir cartas.
– El color de las ilustraciones de Kike Ibáñez. Verdes, morados, amarillos… Colores vivos que impactan y que dan mucha fuerza al relato de Beatriz.
– El marcapáginas morado que viene en el libro o punto de lectura. Esta tira de tela que acompaña algunos libros, y que es un gusto, porque así no se pierde, cosa que me pasa mucho. Gracias por el marcapáginas morado.
– Una historia que normaliza e incluye trastornos como el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Jordi, amigo de Iria lo sufre y en el libro se trata con normalidad y también con humor.
– Las guardas son las primeras páginas tras abrir un libro. Y éstas son maravillosas. Serán por sus colores naranjas, verdes o morados, pero me encantan.
– Y lo mejor de todo… porque nos invita a escribir cartas, a volver a practicar este arte de la correspondencia. ¿Te animas a escribir cartas este verano?
¿Qué te ha parecido? Estoy encantada de recibir tu opinión