
Hoy no tengo prisa, hoy no digo ¡Venga!
En vacaciones va todo más despacio. ¡Qué bien! El reloj nos acompaña pero no nos obliga a nada. Así da gusto. Los niños se pueden levantar a la hora que quieran, aunque mis peques siguen madrugando. No tenemos un horario fijo para llegar a ningún sitio, como puede ser el del cole, la hora de comer… No me gusta nada meterles prisa, pero con el discurrir del día a día, sobre todo con horarios de coles y comidas, al final lo acabo haciendo para que no lleguen tarde. Que ¿qué acabo haciendo? Pues repetir hasta la saciedad la palabra ¡Venga! Qué cansino tiene que ser oír a tu madre decir todo el rato, ¡venga! ¡venga!
Pero hoy estoy contenta. He buscado la palabra ¡Venga! en el diccionario, y ¿sabes qué? Pues que no viene. No sé su significado, no existe en mi vocabulario. Ahora tengo que conseguir que desaparezca también en el día a día. Y como no tenemos prisa pues vivimos y disfrutamos más de TODO.
Regamos el jardín con mucho mimo…
Nos paramos a oler un lilar, a mirarlo, a coger un ramillete de lilas…
Y claro, así nos pasa, que tenemos el jardín más bonito del mundo. Con unos jardineros muy chulitos que disfrutan del tiempo sin tener prisa para nada. Sólo disfrutan y viven cada momento. ¡Como tiene que ser!
Pues a seguir disfrutando de las vacaciones. ¡Sin prisa! ¡Venga! ¡Venga!
¿Qué te ha parecido? Estoy encantada de recibir tu opinión