
Atentamente: entre sellos y tesoros
El sábado pasado estuve en un sitio de esos MA-RA-VI-LLO-SOS. Se llama Atentamente, y es una papelería-atelier que está en la calle Sierpes, 13 de Salamanca, muy cerquita del Palacio de Congresos. Es un lugar super especial que tenía muchas ganas de conocer. Un rinconcito para perderse, sobre todo para todas esas personitas a las que os gustan las cosas bonitas, todas esas fans de las manualidades y el scrapbooking, esas a las que nos encantan los proyectos DIY, o simplemente esas personas a las que le gusta mimar con papel todo lo que hacen,… os lo recomiendo mucho, mucho… ¡hasta el infinito!
Washis para todos los gustos (me encantan), cuadernos muy especiales, papeles fantásticos que vienen de muy lejos, bolsitas chulísimas (para meter pequeños tesoros), sellos de caucho y silicona, tintas, cordeles… Y seguiría con la retahíla sin cansarme. Os pongo algunas fotitos para que veáis la magia que desprende este lugar. Me confieso amante de lugares como Atentamente. Refugios encantadores, con mucha personalidad y sobre todo, mucha sensibilidad… como dice María en su web «Atentamente es una declaración de intenciones […] de cómo queremos vivir la vida«. María es el alma de Atentamente, muy dulce, muy maja (que para eso estamos en Salamanca) y muy, muy pero que muy ATENTA.
El papi se quedó con los peques el sábado por la tarde y yo acudí a mi cita más feliz que una perdiz. Porque mi visita a la papelería, además de descubrirla, también tenía otro fin. Y es que me había apuntado al Taller de Carvado de Sellos que impartía Tomás Hijo. ¿No es genial? Pues genial, requetegenial. Tarde redonda. Conocía un poco la labor de Tomás Hijo como ilustrador por la versión de Carlos Blanco del Lazarillo de Tormes del que él es autor de los dibujos. Pero es que el tema sellos es ¡increíble! No enseñó algunos de sus trabajos. ¡Guau! Qué detalle, qué precisión, qué gusto, qué trabajo… Echadle un vistazo a su web y veréis qué cosas tan chulas hace.
Como véis el profe del taller ya era un lujo. Y la actividad de lo más entretenida. El objetivo era hacer nuestro propio sello. De tu empresa, para una persona, de un proyecto, de una afición,… Y yo elegí a esa nueva imagen que nos acompaña desde que ¡Hala qué chulo! cambió el look, ésa en la que voy en bici como mis peques. Tras dibujar la bici a lápiz sobre la goma azul que después sería el sello, Tomás me echó una mano para dibujarnos, a mí y a los 3 chulitos. Las figuras humanas se me resisten, bueno, y más cosas del dibujo. No es lo mío, cómo me gustaría saber dibujar, se pueden hacer unas cosas tan bonitas… Pero bueno, ahí estaba el profe para echar un cable. Después empezaba la labor más concienzuda y meticulosa, carvar con la gubia hasta conseguir el relieve del sello elegido. Y entre risas, conversaciones, y carva que te carva fue pasando el rato. Tuve momento de concentración máxima, sobre todo por el efecto espejo de lo que carvas. Y en mi caso, que me despisto con facilidad… tenía que estar con la atención puesta al 100%.
Por cierto, os tengo que contar que estuve rodeada de gente estupenda. Mis compañeras y compañero de carvado, ¡más majos! Entre ellos estaba Laura de Mayalde Tradicional. Que hizo el sello de Mayalde, ¡más chulo! Y además de todas sus actuaciones, también tienen un proyecto muy bonito en La Maya que se llama La Casa de la Y en la que hacen conciertos didácticos dirigidos a coles. A ver si dentro de poquito os contamos un poco más. Y conocí a Marisa Doirelú, una repostera espectacular, como el bizcocho de zanahoria que nos llevó para merendar. ¡Exquisito! Y Catalina González Vilar, autora de El Secreto del huevo azul, un libro para peques de 8 a 10 años con el que Catalina obtuvo el Premio Barco de Vapor en 2012. ¿No me diréis que no estuve bien rodeada?
Y a mi casita volví, con mi sello de ¡Hala qué chulo!, más feliz que una perdiz. Deseando enseñárselo a los peques. Encantada de haber conocido a María y su atenta papelería, a Tomás, y a todos mis compañeros de carvado. Una tarde genial que os tenía que contar.
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